sábado, 31 de enero de 2015

Mi mejor consejera

    Porque conocí el amor y también el odio; porque además experimenté tanto la buena compañía como la más absoluta soledad. Precisamente por todo ello elegí esta última como oportunidad única y necesaria  en la que puedo ser yo mismo y evitar todo sufrimiento que me puedan ocasionar las otras (aunque algunas veces incluso me da tiempo a aprender a amarme y odiarme siendo siempre mi mejor compañero). No obstante, nada es bueno en exceso y hay momentos para todo pero al igual que no se puede extraer de forma forzosa a una criatura de su madriguera  no se puede obligar a alguien a salir de su más sumida soledad. Debe ser algo que el sujeto en cuestión esté dispuesto a hacer aunque se exponga al riesgo de que entonces nadie esté a su lado para verlo, a deslumbrarse con todo lo que le rodee al salir.

    De todas formas yo ya lo he intentado en varias ocasiones y no es por resultar testarudo. No, que va. Pero realmente con quien más cómodo me he encontrado ha sido conmigo y dudo que eso cambie por muchas veces que decida salir de mi refugio. Ha llegado el punto en el que cualquier presencia humana por mínima que sea me moleste en exceso. Una parte de mí teme volverse asocial, la otra en cambio no tiene más que recordar… Con eso basta para aferrarme aún más a mi cubil. Pero afortunadamente no todos son malos recuerdos  los que cosecho, los que me hacen estar así; sino los buenos que yo, en mi tan preciada intimidad, puedo llegar a conseguir sin necesidad de nadie y los cuales superan con creces cualquier presencia por muy buena que sea. Sí, quizá eso me haga mirar con recelo la compañía de otros asociándolo como un obstáculo, algo de lo que prescindo y no es miedo a equivocarme con mis propias ideas, ni tampoco soy narcisista y me adoro a mí mismo y a nadie más... Si estoy bien y no necesito nada más creo que es totalmente aceptable desde cualquier punto de vista.

    Nada es bueno en exceso… Sobre todo pensar que no tenemos o que no importamos a nadie al estar aislados hace que en ocasiones se eche de menos pero solo son momentos de flaqueza que uno puede superar. El verdadero problema es que al pasar tanto tiempo solo, tantas confesiones personales a ti mismo, tantas risas, llantos, aburrimiento, diversión… Al final lo peor que te puede suceder es caerte mal. Al igual que cuando dos enamorados deciden casarse, compartir sus vidas y jurarse el más sincero amor y fidelidad, debes ser consciente de que las cosas pueden no salir como esperabas y es entonces cuando no puedes echarte atrás ni divorciarte pues no existe tal cosa en uno mismo sino tratar de consensuar un mutuo acuerdo entre tu ánima y tu razón para mantenerlas en armonía.

    Que sea una persona solitaria, que sabe disfrutar de esta, siendo totalmente independiente  no quiere decir que me aleje del todo de mis seres queridos a los cuales siempre guardo en gran estima y aprecio pues son y serán los únicos que se merecen mi cariño, siendo yo, dicho sea de paso, considerado muy mimoso a pesar de todo (y lo reconozco). Algunas personas que mínimamente me conocen me suelen aconsejar equívocamente (a mi parecer) que debería ser con todo el mundo igual que con ellas, yo les contestaría: “pues si soy así contigo no te preocupes tanto como soy con los demás ya que habré visto en ti algo distinto que me haya convencido para mostrarte la puntita del iceberg de mi personalidad, cosa que otros ni se acercan”. Si alguien me preguntara entonces qué es lo que me motiva a ser así de retraído, de esquivo con la gente,  tendría argumentos suficientes como para seguir escribiendo pero por no alargar demasiado tan evidente respuesta le diría que sencillamente quienes son capaces de hacerse una buena introspección, de aceptarse tal cual son y de guardarse sus emociones y sentimientos son los que más amor y ternura pueden llegar a dar. Pero claro está, solo a aquellos que me han respetado, apoyado  y aguantado en todo momento de manera altruista, y aun así nunca, nunca me llegaron a dejar solo del todo y, que sin sentirme en deuda con ellos, les debo mucho. Dicho esto, si decido estar así es porque me hace sentirme bien, cómodo, no me concibo de ninguna otra manera y porque me caigo genial, entre otras muchas razones.

    Empecé a ser introvertido cuando me di cuenta ya de pequeñito que mi extroversión sacaba a la luz mis defectos y virtudes y, en principio eso me daba igual, lo que me enojaba era que llegaran a las manos equivocadas y se utilizara con malas intenciones. Antes hablaba de recuerdos y por poca experiencia que denota en principio mi corta edad, sé que esa gente sigue estando ahí, ha crecido igual que yo y no me merece, como tampoco merece la pena mostrarles tal cual soy en verdad, sería una pérdida de tiempo porque no tengo ningún interés. Sigo cerrado, y al igual que un buen libro, solo seré abierto a aquel que esté a la altura de conocer mis historias, así como de aguantarlas y, en casos extremos, de disfrutar con ellas. Y aun así creo que no hay ni una persona que haya podido llegar a la mitad (ni mi familia, ni mis mejores amigos).

    Hay quien asocia el estar solo con estar amargado, os juro que lo he oído. Pero para esa gente que ignora la diferencia yo se la detallo un poco: el que está solo porque quiere y porque puede llega perfectamente a ser más feliz que uno bien o mal acompañado; y el amargado bueno, en verdad hay dos tipos de amargados, primero el que he dicho que estaba mal acompañado, que por lo tanto es un infeliz y el otro el que está solo porque nadie le quiere o aguanta. Al menos ese es mi punto de vista, de nada.

   En fin, os recomiendo que en algún momento de vuestra vida desconectéis de todo y todos los que os hagan sentir atados. Entonces, y solo entonces os daréis cuenta de quién verdaderamente merece seguir formando parte de ella ya que notaréis su presencia (no necesariamente física) sin haceros sentir atosigados porque si verdaderamente esa persona quiere lo mejor para ti, por mucho dolor que le pueda ocasionar no actuará acorde a sus intereses sino que acatará los tuyos. Pero no me hago responsable de las consecuencias que conlleve descubrir falsos amigos, amantes o compañeros, eso queridos, eso es cosa vuestra… Y ojo, que esto no altere vuestros intereses pues es un acto como cualquier otro: totalmente consciente y consecuente.





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